lunes, 13 de julio de 2009

Saca las manos Calderón o volverá el PRI: Javier Corral



Parece que trabajamos 9 años para que regresara al poder, dice
En algunas cosas somos mal remedo del priismo
Soberbia y promesas incumplidas, razones de la derrota
Por Rogelio Cárdenas Estandía


El presidente Calderón y el PAN están en una encrucijada, reconoce Javier Corral Jurado: o demuestran los panistas que son capaces de asumir la derrota y superarla, o de plano deben prepararse para entregarle la presidencia de la República al PRI.
Admite que a raíz de los devastadores resultados del 5 de julio, el timón calderonista sufrirá a partir de septiembre un duro escenario, ya que para lograr sacar a flote este gobierno —las tan necesarias reformas en el Congreso— necesitará de acuerdos efectivos con el PRI.
Corral coincide en que en el panismo se apostó a que con las mismas reglas que había, y que había creado el PRI, nosotros podríamos superarlos: "Sin embargo, los resultados electorales demostraron que hemos trabajado nueve años para que regresen".
El político chihuahuense se reconoce como un panista incómodo por su visión crítica de la política, y por ello no duda en admitir que los resultados de Acción Nacional son el desenlance fatal de un cúmulo de errores, donde la dirección del partido estuvo bajo el mando del propio presidente de República, Felipe Calderón.
Corral Jurado dice que los resultados de los comicios pueden atribuirse a un error de comunicación política brutal pues intentó trasladarse la popularidad del presidente Calderón hacia los candidatos. "¿Cuáles candidatos, si la gente ni los conoció?", añade.
También asegura que la soberbia, el alejamiento de los valores con los que se fundó el partido y el hecho de llegar al poder para acomodarse, alejándose de los ciudadanos, contribuyeron a los resultados, que fueron peores de lo que se esperaba.
Añade que las mentiras —incluido el autoengaño en la forma de gobierno de los panistas— llevaron a la sociedad mexicana al hartazgo; pero no repararon en la cultura de la decepción, se incumplieron las promesas del cambio.
De esta reflexión, en entrevista con EL FINANCIERO, Javier Corral adelantó que podría buscar la postulación a la dirigencia de Acción Nacional, con el fin de recuperar al PAN para los ciudadanos y hacer conciencia entre sus militantes para corregir el rumbo sin prestarse a ser instrumento de ninguna facción ni a las componendas.
Aclara que el proceso para la elección del dirigente del partido será difícil pues Germán Martínez se convirtió en “una conciencia atrapada” ante la presión de Los Pinos.
Y, por ello, lanza una advertencia: si el próximo candidato presidencial sale de Los Pinos, esto será como ponerle "el último clavo al ataúd del PAN".
Finalmente, previno que si el PRI regresa a Los Pinos, "habrá otra larga temporada de patos en el país, pues están intactas las estructuras, y ahí ese partido se mueve como pez en el agua". ¿Qué lectura le da a lo que sucedió el 5 de julio?
—Se trata del desenlace, ahora sí fatal, de un acumulado de errores, omisiones y acciones, tanto del partido como del gobierno. Es la culminación de un proceso de deterioro, tanto dentro del partido como por la inacción que hemos tenido como gobierno en el desmantelamiento del régimen autoritario, del régimen clientelar corporativo monopólico que fundó el PRI o que prohijó el PRI. Veo varias causas; no creo, tampoco, que la de Germán Martínez sea la única responsabilidad.
—¿En este caso hay una corresponsabilidad gobierno-dirigencia de Acción Nacional?
—Sí, porque el presidente asumió o decidió asumir no sólo la convicción del gobierno sino, en más de un sentido, la dirección del partido. Y creo que eso fue un hecho que generó confusión y tensión en la competencia político-electoral pues se permitió llegar a intervenir en ámbitos que son exclusivamente del partido.
"Un ejemplo es la selección de los candidatos. En este caso, se tiene claro que el partido vetó, propuso o impuso candidatos, y esa intervención fue veneno puro al ánimo interno porque venimos de una tradición en donde el partido ha cuidado celosamente el ámbito exclusivo."
—Es decir, ¿hay malestar entre los consejeros del partido?
—Sí, porque fue ostensible que las famosas designaciones directas que se habían ofrecido para buscar los mejores perfiles competitivos y evitar el conflicto interno terminaron en personajes muy cercanos al presidente, a gobernadores o a la dirigencia nacional.
"Esto fracturó el ánimo interno, porque se abusó de una facultad reglamentaria prevista como excepcional por el estatuto, y se convirtió en una regla general, que tan fracturó el ánimo interno que casi el 80 por ciento de estas designaciones sufrieron la derrota el 5 de julio.
"Esas candidaturas carecieron de un aval moral y una fuerza política muy importante, la que da la democracia interna que le brinda fuerza a los candidatos para salir afuera con una bandera muy importante." —¿Podría decirse que fue la crónica de una muerte anunciada?
—Yo preví un escenario difícil, pero nunca me imaginé la dimensión de esta derrota, 4 donde hemos perdido bastiones muy importantes de muchos años. El dedazo ensombreció las campañas internas, porque no estamos acostumbrados a esa lógica y porque para poder salir a motivar afuera, el panismo tiene que estar motivado, primero, adentro; si no tiene motivación el propio panismo, es imposible hacerlo afuera en medio de una campaña del voto nulo.
—Si González Luna y Gómez Morín estuvieran vivos, ¿qué opinarían de lo que es el PAN hoy en día?
—Está muy lejos de los motivos originales que nos convocaron. Es un partido que vive un proceso de pragmatismo rampante. Somos, en varias cosas, ya un remedo del PRI y, más que eso, un mal remedo.
"Aquí está el costo de no haber leído correctamente las victorias de 2000 y 2006. Primero, haber creído que por el carisma de Fox llegábamos a la presidencia de la República. Y dos, que sólo por los errores de López Obrador reteníamos la presidencia. Los ganadores no suelen hacer un ejercicio de análisis porque nada es más incuestionable que la victoria."—Es decir, ¿hay que sumar la soberbia a la lista de errores del PAN?
—Ha habido una enorme soberbia, pero también una falta de correspondencia a la confianza ciudadana. Las promesas de cambio, de transición democrática, están incumplidas.
"El PRI que regresa es una maquinaria intacta que está aceitada por nosotros mismos mediante concesiones absurdas, negociaciones carísimas al ideal democrático que sólo le arrojaron reformas pobres, que ni siquiera tienen que ver con mucho de lo que pensamos. Hemos llegado a tener más poder, en términos ideológicos o conceptuales, cuando gobernaba Salinas, que con Fox y Calderón; fue más reformador de la Constitución Salinas con nuestras ideas, que Fox y Calderón."
—¿Y por qué se ha dado esa dinámica?
"Esa lógica que apostó a que, con sus reglas y con sus condiciones y sus estructuras los íbamos a superar, está liquidada pues el 5 de julio nos demostraron que hemos trabajado nueve años para que regresen." —¿De quién fue la estrategia de esa lógica?
—Ahí hay una omisión colectiva del partido y de los órganos directivos, y de quienes (como parte de los órganos de dirección del PAN) han preferido acomodarse en un momento y esperar el otro. Empezó un pragmatismo que fue capaz de sacrificar principios, valores, tradiciones, posturas ideológicas incluso, y se nos fracturó la ética en el partido. —¿A cambio de qué dejaron los valores?
—De acomodarnos en el ejercicio del poder, no transformarlo. Han sido errores y silencios de muchos, y ha habido tal época de silenciamiento y de acomodamiento, que un crítico de esas cosas puede pasar hoy como un radical. —¿Qué pensó la gente para votar y tener un resultado así?
—Creo que hay tres elementos. La elección atravesó por la crisis económica más importante que ha habido en el país en los últimos 50 años, que no es imputable a nosotros, salvo que se minimizaron los efectos o se ocultó la información.
"El descontrol de la violencia en el país es otro de los temas que afecta en el momento del voto, es clarísimo; en las zonas donde está concentrada la violencia, los niveles de participación fueron los más bajos y el voto nulo, de los más altos. Sin duda, influyó también nuestro desempeño político. Cuando te digo que se nos fracturó la ética es porque hay mucha gente que ya no distingue la línea que separa al PRI del PAN.
"De la cultura del hartazgo que se generó en 2000 por el PRI, ha sobrevenido una cultura de la decepción. Allí es donde creo que el PAN no puede contarse mentiras ni generarse autoengaños. O le entramos en serio a sacudirnos una serie de rémoras, de vicios, de prácticas, y nos comportamos con la congruencia y con la verdad con la que se comportaron los fundadores del PAN, o difícilmente estaremos en la competencia de 2012." —En este contexto, ¿a Germán se le ha considerado un sacrificio de guerra?
—A mí me parece que Germán fue reduciendo su campo de autonomía por él mismo, y ahí es donde el propio presidente de la República aprovechó. Pienso que Germán quedó como una conciencia atrapada frente a la presión de Los Pinos en varias decisiones que correspondían directamente al partido. —¿Su manera de actuar y el golpeteo fue ordenado o por iniciativa propia?
—Creo que en ninguna de estas acciones partió sin la consulta del presidente de la República o del equipo Pinos. Ya no es Los Pinos: ahora es el equipo Pinos.
"Hubo una errática campaña televisiva, pero esa campaña ya te hablaba del deterioro mismo. El personaje relevante era Místico, ése era el personaje que estábamos ofreciendo, que incluso se reproducía en vivo en varios actos de las campañas de los estados; obviamente, eran varios místicos, ésa era la figura que estábamos promoviendo." —Aunado a todo, ¿hubo un error de comunicación?
—Hubo un error de comunicación política brutal, nunca lo quisieron corregir. Centralizaron la propaganda televisiva, la producción de la propaganda televisiva. Decían: "Es que le vamos a trasladar la popularidad del presidente a los candidatos del PAN". ¿Cuáles candidatos? Si la gente ni los conoció porque no salieron en la televisión ni en radio. —¿Se siente comprometido con su partido?
—Absolutamente comprometido. Siento el deber moral de acudir en esta hora de la tragedia a mostrar mi esperanza y a poner mi esfuerzo. —¿Qué sigue para el PAN? Y a usted, ¿qué le corresponde hacer?
—Para el PAN sigue un ejercicio de profunda reflexión, de debate, de análisis sincero, abierto, de las causas y características de la derrota; y viene la hora de rectificar, de tomar medidas que pueden ser muy dolorosas para el partido y para el gobierno, pero hay que tomarlas. —¿Cuáles son?
—Primero el partido, lo dije ahorita, tiene que restaurar la vida democrática que se ha ido perdiendo y tiene que renovar su compromiso con la ética. El PAN debe ser el partido identificado con la democracia y con el combate a la corrupción. Hemos dejado de ser identificados así.
"Tiene que suceder entre nosotros una especie de reconstitución. Tenemos que recuperar al PAN, no para los panistas sino para los ciudadanos. Tiene que haber un regreso a su origen, a su cauce original. Tiene que haber una actitud intransigente frente a la corrupción pues somos muy flexibles en nuestros resortes morales.
"Calderón está en una encrucijada y el PAN también: o alzamos la mirada y le ponemos una perspectiva de largo plazo al asunto con cierta emoción por la historia, o nos mantenemos en el día a día y vamos sacando los problemas del país ahí como vayan saliendo, y nos preparamos para entregarle al PRI la presidencia de la República." —¿Realmente los valores que tienen todos los militantes del PAN van de acuerdo con la ideología de un principio, o se tiene que limpiar el partido?
—No, yo creo que lo que hay que hacer es volver a una tarea fundamental que está abandonada por el partido y por el gobierno: “La construcción de ciudadanía”, que fue de los grandes temas Gómezmorinianos en la definición de los objetivos, la construcción de ciudadanía.
"El problema es que hemos abandonado la tarea de la construcción de ciudadanía en el partido: la principal tarea de la construcción de ciudadanía, que es la capacitación, la formación ideológica; el adoctrinamiento de principios y valores se abandonó no sé hace cuántos años." —Ante este panorama, ¿qué propone Javier Corral?
—Generar conciencia, dentro del partido y con los miembros del Consejo Nacional, de que en las grandes crisis es donde se conoce la grandeza de una institución y de sus hombres y mujeres; de que ha llegado el momento de enviarle un mensaje a la nación de que somos capaces de asumir la derrota y superarla.
"Debemos estar conscientes de que somos absolutamente capaces de corregir el rumbo. Por ello, estoy valorando la posibilidad de participar como candidato a la presidencia del partido, decisión que no he tomado aún porque quiero asegurarme de que mi participación realmente sirva al PAN.
"Quiero asegurarme de que las condiciones de la contienda se realicen con equidad y con respeto a la diversidad, quiero asegurarme de que la sesión del Consejo Nacional esté libre de presiones o intromisiones indebidas. Sería autodestructivo que el gobierno, el propio equipo de Calderón o él mismo se empeñaran en volver a presentar un candidato oficial. Los resultados electorales aconsejan que se propicie el mayor ambiente de libertad, de respeto a la conciencia de cada uno de los consejeros.
"Esto no quiere decir que se trata de pelearnos con el gobierno. Quien plantee que hay que separarnos de éste, plantea un despropósito. Tenemos que analizar juntos la derrota y salir juntos en una acción rectificadora. Lo que no debemos de permitir es que el partido sea un apéndice del gobierno o que el presidente sea un subordinado." —¿Qué pasaría si la presidencia del partido emanara del presidente Calderón?
—Es el último clavo al ataúd.
—Si el PRI regresa a Los Pinos, ¿costaría muchos sexenios sacarlo de ahí?
—Si regresa a Los Pinos, ¡aguas!, porque se echa otra larga temporada de patos en el país pues están intactas las estructuras. Y ahí, ese partido se mueve como pez en el agua. (Con información de El Financiero/APB) México, D.F.

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