martes, 9 de febrero de 2010

Costosa e ineficiente burocracia

• Entre las más caras del mundoFrancisco MedinaEn México no sólo se utilizó un exceso de dinero público durante la época de auge, sino que además se gastó mal. Muchos recursos se destinaron a lo que se denomina gasto corriente y, en concreto, a los sueldos y salarios de los funcionarios, y no al impulso de obras en infraestructura para preservar y aumentar el capital productivo del paísLa alta burocracia de México se encuentra entre las más caras del mundo. No sólo eso, registra un escaso nivel de eficiencia, lo que la convierte en una fuerte candidata a sufrir el prometido recorte al gasto corriente que debe aplicar el gobierno federal para enfrentar la crisis de finanzas públicas del país.Los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón crearon cientos de puestos en la alta burocracia en el gobierno federal, con sueldos brutos de más de un millón de pesos anuales, más prestaciones de casi 700 mil pesos, que “agobian” las finanzas públicas, según un análisis del PRI en el Senado.Mientras tanto, para David Penchyna, quien será uno de los diputados del PRI más aguerridos en el terreno económico, sostiene que en los últimos 10 años el gasto corriente federal se expandió a una tasa de 20% debido a la multiplicación de direcciones generales, por lo que los priístas condenarán el ensanchamiento del Estado, el notable gasto que genera y los “precarios” resultados que ha obtenido. “Yo puedo demostrar que éste es un gobierno que hace menos cosas con más personas, y que es más caro para los mexicanos”, dice.Por ello, ahora que los ingresos públicos se están desplomando y el gobierno busca por todos los medios reducir los gastos para equilibrar las cuentas, todas las recomendaciones apuntan a recortar el gasto corriente. Así aconsejó Carlos Slim y lo anunció, dos semanas antes de presentar el presupuesto, el propio ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens: 80% de los recortes en el gasto que tiene planeado para 2010 será gasto corriente y sólo 20% provendrá del gasto en capital.Si bien los sueldos de la alta burocracia sólo representan 5% del monto total que el gobierno federal paga a los trabajadores del sector público, sus resultados y escasa efectividad han representado una costosa factura para el desarrollo del país.En el sector público mexicano, un funcionario de tercer nivel de la administración pública tiene el mismo nivel de ingresos que cualquier funcionario en los primeros escalafones del gobierno estadounidense. Así de grave es la brecha.En EU, por ejemplo, hasta enero de 2008 el vicepresidente del gobierno de ese país tenía un su sueldo bruto anual de 221,100 dólares, mientras un miembro de la Suprema Corte de Justicia ganaba 208,000 dólares. Si se compara ese nivel de ingresos con el de un funcionario público en México, un jefe de unidad, por ejemplo, que se encuentra debajo de subsecretario y por encima de director general, su sueldo bruto al mes fue de al menos de 230 mil pesos mensuales, al año representan poco más de 3 millones de pesos, lo que equivale, tomando en cuenta el efecto de la devaluación, a poco más de 220 mil dólares al año.Eso quiere decir que un funcionario de tercer nivel en México gana más que el vicepresidente o que un ministro de la SCJ en EU.El ex investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y hoy funcionario del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), Juan Pablo Guerrero, concluyó en una investigación, en la que comparaba los sueldos de la burocracia mexicana frente a otros países latinoamericanos, que México mantenía grandes privilegios para este sector. Así, por ejemplo, un funcionario de cuarto o quinto nivel en México gana más que un ministro de Chile.Por ello, las evidencias sobre la ineficacia del gasto corriente en México hacen concluir que antes de pensar en subir impuestos, es preciso purgar los excesos y deficiencias en el gasto, sobre todo en el que ha mostrado su ineficacia, tarea que se podría acometer en estos momentos de crisis que precisan con urgencia de ahorros fiscales.“La percepción general suele ser que esas remuneraciones de primer mundo no han garantizado a la sociedad mexicana un gobierno que provea de bienes y servicios públicos de primera calidad”, concluye un estudio del CIDE.Ernesto Villanueva, catedrático del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y candidato a presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), consideró que la ineficiencia de la alta burocracia, con un alto costo para el erario, debe considerarse como un elemento de preocupación en el análisis de un estado disfuncional para ofrecer a los ciudadanos alternativas frente a la crisis.De acuerdo con cálculos de El Colegio de México (Colmex) al cierre de 2008, el gasto en servicios personales como gastos y salarios es cercano a los 700 mil millones de pesos, de los cuales posiblemente la parte que corresponde a los funcionarios de nivel medio y alto es aproximadamente 14 mmdp, es decir 5 por ciento.Si bien en México no se ha presentado un aumento importante en los sueldos de los funcionarios públicos en los últimos dos años y hasta se generó una pequeña disminución (de 10%) cuando entró la administración de Felipe Calderón, la nómina se ha incrementado de manera muy importante, dice Gerardo Esquivel, catedrático del Colmex.Aún más, los salarios base del gobierno federal no contemplan el gasto total que representan para el erario porque están compuestos, además, por un cúmulo de prestaciones y compensaciones.“Los sueldos base, incluso, pueden ser sustancialmente bajos, pero cuando uno ve cómo se compone el sueldo, ese sueldo base más esa compensación garantizada, que es un sobresueldo que ya está incorporado a los ingresos y que esa es la parte sustancial, eso puede ser 60 o 70% del ingreso”, explica Esquivel.La expansión de la burocracia en México se ha dado, además, en el nivel más alto del gobierno federal, refiere Esquivel. “Hay casos como el de la Secretaría de Gobernación, que pasó de tener tres subsecretarías a operar con cinco subsecretarías”, agrega.Es cierto, reconoce, que los sueldos de los altos funcionarios representan una fracción muy pequeña de todo el gasto del gobierno, pero aún así ha habido una expansión en el número de puestos en el Ejecutivo Federal y eso explica una parte del aumento de la nómina, que es quizá la más cuestionada junto con la eficiencia en la gestión de esta alta burocracia de la cual depende el éxito de muchas políticas públicas.Pero no sólo en la administración pública que depende del gobierno federal se generan grandes distorsiones. Las comparaciones internacionales no favorecen a los organismos independientes.Los miembros del Poder Judicial tienen ingresos que rebasan los sueldos y compensaciones del Poder Ejecutivo. El salario bruto de un ministro en la Suprema Corte de Justicia en México es cercano a los 5 mdp anuales, eso quiere decir un costo bruto de los 5 mdp excede a los 400 mil dólares, que es incluso más de que lo que percibe el presidente Obama con un ingreso de 400 mil dólares al año en términos brutos.Puestos millonariosDe acuerdo con un análisis realizado por el PRI en el Senado de la República, los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón crearon cientos de puestos en la alta burocracia en el gobierno federal, con sueldos brutos de más de un millón de pesos anuales, más prestaciones de casi 700 mil pesos, que “agobian” las finanzas públicas.De 2004 a 2009, el número de direcciones de área pasó de dos mil 938 a cinco mil 69; las direcciones generales adjuntas de 782 a mil 247, y las direcciones generales de 644 a 968.Además, creó 79 plazas homólogas a subsecretario en el gobierno federal, 24 de ellas en la Secretaría de Hacienda.El documento de trabajo de la fracción del PRI en el Senado, que encabeza Manlio Fabio Beltrones, muestra el crecimiento en el número de plazas en 18 secretarías de Estado, la Procuraduría General de la República (PGR), la Presidencia de la República y la Consejería Jurídica de la Presidencia.El documento incluye a los tribunales agrarios y al Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, aunque en esos casos las variaciones son menores: ambas instancias no modificaron en el periodo referido ninguno de sus directores generales, generales adjuntos y de área, que en total suman 600 plazas.Sólo el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa muestra un movimiento notable, al pasar de 54 directores de área en 2004 a 430 en este 2009.Las secretarías que tienen mayor incremento en cargos con rango de director general, director general adjunto y director de área son Agricultura, Comunicaciones y Transportes, Economía, Educación, Salud, Medio Ambiente, PGR, Energía, Desarrollo Social, Seguridad Pública, y en menor medida la Función Pública que desaparece a partir del 2010.Las secretarías de Turismo y de la Reforma Agraria, que también desaparecen, tampoco muestran crecimiento en estos rangos de director general, director general adjunto y director de área.La Presidencia de la República, según el análisis del PRI en el Senado, ha reducido de 20 a dos las plazas homólogas a subsecretario en los últimos cinco años, mientras que las direcciones generales se achicaron al pasar de 51 a 34, las direcciones de área también se contrajeron de 127 a 114, y el renglón donde presenta incremento es en las direcciones generales adjuntas, de 14 a 47.Salud pasó de 125 directores de área en 2004 a 269 este año; de 24 directores generales adjuntos a 52, y de 33 a 56 directores generales.Beltrones sostuvo que “la alta burocracia hoy nos agobia. En los últimos nueve años se han formado más de 70 subsecretarías o sus equivalentes, cerca de mil direcciones adjuntas que encubren esa alta burocracia. Ahí es donde se está gastando el dinero, en lugar de hacerlo en estimular una economía que necesita eso para crecer”.Según el documento de trabajo del PRI, Hacienda creó en cinco años 24 plazas homólogas a subsecretario; Agricultura creó tres; Comunicaciones y Transportes creó siete; Economía nueve; Educación abrió dos, al igual que Salud, Desarrollo Social, Seguridad Pública y Función Pública; Trabajo cuatro; ocho en el caso de Medio Ambiente; la PGR 14, es decir, 79 en total.El único número que no varió de 2004 a 2009 es el de secretarios de Estado: 18, que para el 2010, de ser aprobado por la Cámara de Diputados, se reducirá a 15 y ocho subsecretarías menos, de las 68 registradas en el gabinete legal, por la desaparición de la Reforma Agraria, Función Pública y Turismo.Una revisión en el Presupuesto de Egresos de la Federación, en el caso de Gobernación un subsecretario tuvo este año un salario anual bruto de dos millones 336 mil 500 pesos, más 749 mil pesos en prestaciones; los jefes de unidad o titulares de entidad perciben desde 2.3 millones anuales brutos y 745 mil pesos en prestaciones hasta 1.9 millones de sueldo bruto y 629 mil en prestaciones.Los directores generales u homólogos ganan dos millones anuales y 665 mil en prestaciones hasta 1.4 millones y 484 mil, respectivamente; los directores generales adjuntos van de 1.3 a 1.1 millones de salario por año y 462 a 363 mil pesos en prestaciones; los directores de área de 945 mil a 673 mil pesos de sueldo y de 394 a 244 mil pesos en prestaciones.Los subsecretarios de Hacienda tienen sueldos de 2.4 millones anuales y 779 mil pesos en prestaciones; los jefes de unidad de 2.3 a 1.9 millones y de 762 a 629 mil en prestaciones; los directores generales y homólogos perciben de 2.3 a 1.8 millones anuales y 737 a 601 mil pesos de prestaciones; los directores generales adjuntos de 1.8 a 1.1 millones y entre 589 y 401 mil pesos en prestaciones.Las plazas asignadas totales en las 18 secretarías analizadas, además de la Consejería Jurídica de Presidencia, los tribunales agrarios y el Tribunal Fiscal, pasaron de 521 mil 710 a 643 mil 550 en los últimos cinco años.De hecho, es con Calderón que el número de plazas asignadas aumentó: según las cifras de los senadores del PRI en 2004 sumaban 521 mil 710, para 2006 la cifra se redujo a 496 mil 493, que para este año se ubicó ya en 643 mil 550.Beltrones sostuvo que “México necesita una reorganización, una reingeniería administrativa en su gobierno. Es un pesado elefante que no permite reaccionar con la velocidad que ameritan hoy los tiempos”.Ineficiencia en marchaPara un país como México que dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es el que menos recursos destina al gasto público como porcentaje del PIB (alrededor de 19.5%), llama la atención que más de la mitad del gasto, 55.7% se destine a la producción de bienes y servicios público, en tanto que las transferencias económicas y otros pasivos representan en su conjunto 35.3% del gasto total y la inversión en capital apenas 9.0%.Sin duda que esta designación de recursos, al menos, contrasta con la que se observa, por ejemplo, en Corea, otro país emergente que además se asemeja a México por ser, detrás de él, el segundo país de la OCDE de menor gasto público en proporción del PIB, de 28.9%.En este caso, Corea sacrifica parte de los recursos para la producción de bienes y servicios (en donde se incluye el presupuesto para salarios y remuneraciones de la burocracia), que representa 47.7% del total, a favor de la inversión en capital, con 20.9%, en tanto las transferencias y otros pasivos ascienden a un poco menos que en México (31.4%)Esto querría decir dos cosas: o bien que México es muy generoso en sus políticas públicas y ofrece una alta cantidad y calidad de bienes y servicios públicos, o bien que los que produce son excesivamente caros.Para la organización Gestión Social y Cooperación (GESOC), que realizó una evaluación externa e independiente sobre programas gubernamentales sujetos a reglas de operación y otros de subsidio, cuatro de cada 10 programas obtuvieron una calificación reprobatoria.En promedio, los 104 programas apenas alcanzan una calificación mínima aceptable en términos de calidad de diseño (con un promedio de 6.3 en escala de 0 a 10). Para los expertos del GESOC, el aspecto más débil en los programas es la orientación a resultados y a la ciudadanía, un subíndice en donde los programas obtuvieron 4.9 de calificación promedio.Los diez programas con alto peso presupuestario, los cuales reciben mayor atención de los legisladores y funcionarios, obtuvieron una calificación promedio reprobatoria de 5.9, por debajo del resto de los programas. Destacan los programas de Alianza para el Campo, de Sagarpa; Adultos Mayores, de Sedesol, respectivamente. Cabe señalar que Enciclomedia se encuentra en los programas revisados.En México es un hecho, la elevada proporción de las remuneraciones en la estructura de costos de producción de bienes y servicios públicos. Si México gasta 11.7% del PIB en la producción de este tipo de bienes, 9.4% del PIB va destinado al pago de funcionarios.Si tomamos en cuenta que 11.7% del PIB corresponde a 55.7% del gasto de gobierno total, por una sencilla regla matemática obtendríamos que 9.7% del PIB que va a remuneraciones absorbe 44.8% del total de gasto público.México, como proporción del PIB, tiene un gasto público muy bajo, el más bajo de la OCDE. Pero además, y paradójicamente, es el país de la OCDE que más recursos utiliza para pagar a sus funcionarios en su tarea de proveer de bienes y servicios públicos a la población.

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