viernes, 26 de febrero de 2010

PONENCIA DEL SECRETARIO DE GOBERNACIÓN, FERNANDO GÓMEZ MONT, DURANTE SU PARTICIPACIÓN EN EL FORO DE “ANÁLISIS SOBRE LA REFORMA POLÍTICA ”, REALIZADO EN EL INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL.

Le agradezco mucho la introducción, doctora Bustamante.
Para mí, este espacio me parece un lugar natural en donde tocar un tema como el que hoy me ocupa, que es el de la Reforma Política.
Primero, porque por su estructura está concebido para funcionar de manera analítica y democrática en la valoración de intereses superiores a los que cada uno de sus miembros representa.
Un espacio de encuentro, de encuentro como debe ser, un encuentro maduro, un encuentro dialéctico en donde las partes establecen sus razones, sopesan los pros y contras, y buscan con ello generar la síntesis sobre la cuales se construye la elección.
Segundo, porque el tema que nos toca es un tema de ingeniería constitucional. No necesariamente es un tema estrictamente de orden político, sino fundamentalmente es un tema estructural y un tema donde la lógica estructural puede asumirse plenamente para entender el tema.
Y, tercero, antes de empezar a desarrollar el tema en concreto, sí quiero ofrecer la disculpa más atenta por la demora; ha sido, como ustedes podrán notar, parte de este tema es que hay coyunturas en el país que están necesitando algo de operación política (inaudible) y les pido que en eso sean solidarios conmigo.
(Inaudible) aceptada la disculpa que les ofrezco.
La reforma política es una reforma, bueno, la propuesta del Ejecutivo en materia de reforma política que tendría que ser aquella que yo avalo y aquella que presento, independientemente de que sean temas y consideraciones de análisis de otras iniciativas que serán sopesadas por la misma.
Es un ejercicio de síntesis que el Presidente de la República , en uso de sus facultades constitucionales, después de muchos meses más, de uno o dos años, en que se viene discutiendo el tema de las estructuras constitucionales del Estado mexicano, desde diversos foros, pero especialmente desde el Senado de la República , donde el Presidente, analizando todas las propuestas que se venían (inaudible).
Discrimina él, y en esto yo quiero ser muy claro, la iniciativa del Presidente de la República es una iniciativa de don Felipe Calderón Hinojosa.
En este sentido, ¿qué quiero decir?
No sucede, como en otras ocasiones, dentro del Estado, pero sobre todo dentro de la Administración Pública , que equipos técnicos llegan y le plantean al Presidente diversas alternativas y desde su propia lógica lo ilustran.
Éste es un tema que ha ocupado mucho de los empeños personales del Presidente durante su vida. Es un tema que lo ha ocupado en muchísimas fases de su vida, reflexiones en las que ha ido aprendiendo, en muchísimas fases de su vida, y en donde él presenta una aproximación personal desde esa experiencia, desde la óptica del Jefe de Estado, pero también desde la experiencia del político y presenta una serie de tesis ante el Constituyente, para hacer una propuesta que, sin excluir a otras, no deba ser excluida y sea valorada por el órgano constitucional que tiene que resolver esto, que es el Constituyente, empezando por su puerta de entrada que puede ser la Cámara de Diputados y Senadores, en este caso la de Senadores.
Son dos ejes los que nutren la propuesta de la reforma: Uno, la necesidad de profundizar la calidad democrática del sistema político.
A partir de que en México se pueden consolidar de manera importante, procesos electorales auténticos, en donde votos auténticos son contados y cuentan en la definición del resultado electoral, profundizar la calidad democrática de ese tema. Esa parte, que fue un tema que dividió y discutió el país durante décadas ha quedado resuelta en nuestra historia constitucional, inclusive ha dado lugar a la alternancia y a la posibilidad de la alternancia continua en diversos niveles de gobierno.
Ahora hay que fortalecer su consistencia democrática, aumentando la incidencia ciudadana en la determinación de los espacios de poder sometidos a la elección. Para ello, la propuesta se basa en tres (inaudible) importantes. Primero, y uno de fondo que es la elección consecutiva de legisladores federales y la posibilitación a nivel estatal para que puedan reelegirse diputados locales y presidentes municipales.
La lógica de esa propuesta es aumentar los incentivos a la transparencia y la rendición de cuentas en el desempeño de los políticos, toda vez que al aspirar a preservar el espacio político en el que se presentan tienen que someterse a la deliberación del cuerpo electoral sobre el cual construyen su legitimidad, y en ese sentido su desempeño se vuelve un aspecto central de la decisión del elector.
Hoy por hoy, este tema está dislocado en la medida que la elección consecutiva no es posible aún cuando un propio agente político pueda ir a otra elección en otro espacio, en la medida que se disloca su desempeño anterior, no representa un factor en la elección su desempeño anterior el elector no tiene manera de evaluarla.
Estamos en la paradoja de un país en que todavía por millones de personas acuden a los procesos electorales. Sin embargo, buena parte del vínculo que se presenta entre el sufragio y el electo se rompe o se culmina en ese proceso.
No hay seguimiento o suficiente transparencia en cuál es el resultado de esta elección; no existen los incentivos para que el elector siga el desempeño del elegido y que el elegido busque rendir y transparentar cuentas a su cuerpo electoral, porque no lo necesita necesariamente para preservar su espacio político o no necesita demostrar este trayecto para preservar este espacio político; no necesita ser evaluado en función de este desempeño para su siguiente aspiración; mientras que la elección consecutiva sí logra este aspecto central.
En términos de ejercicios comparados, somos el único país con cierto nivel de desarrollo democrático en América Latina, en Europa, en Asia, en África, con cierto nivel de desarrollo democrático, en donde habiendo elecciones de mayoría relativa no existe elección consecutiva.
El otro es Costa Rica y nos distinguimos en él de que es una elección con puro componente de representación proporcional, a base de listas presentadas por los partidos políticos.
Pero en el tema donde hay una elección donde un cuerpo electoral concreto define al electo, somos el único país que no lo somete a una revisión constante o sucesiva, como se propone en este caso.
El segundo complemento es la iniciativa ciudadana. La capacidad de que organizaciones ciudadanas puedan enriquecer la agenda de los partidos políticos, inclusive plantear temas dentro de los partidos políticos que no son propios a sus intereses que no son propios a nuestro espacio y con ello tratar de dinamizar el debate político en el país.
De esta manera es posible superar los puntos ciegos que tiene la política frente a nuevas manifestaciones e intereses que van surgiendo en la ciudadanía, y que deben y pueden tener un conducto en el cual se obligue a discutir e incorporar su agenda.
Hay toda una parte de la energía social que no se está manifestando ni siquiera en la relación gobierno-gobernado, que exige y requiere de reconocimiento y regulación.
La iniciativa ciudadana puede, uno, ayudar a estructurar a las organizaciones ciudadanas de una manera más clara, a fin de generar propuestas concretas y, dos, establecer la suficiente consistencia sociológica para que estas propuestas tengan un peso específico que permita y obligue a los partidos a tomarlos en cuenta.
El tercer elemento de este eje rector son las candidaturas independientes.
¿Por qué las candidaturas independientes?
Porque se tiene que reconocer que existen liderazgos en la sociedad que no necesariamente se manifiestan dentro del sistema de partidos y que, hoy por hoy, deben y pueden someterse a procesos de elección a fin de verificar la consistencia democrática de esos liderazgos, y desde ahí construir o potenciar las causas sobre las cuales han construido su liderazgo.
México necesita construir sus liderazgos en base a causas y proyectos concretos, y no sólo en base a imágenes o calificaciones y descalificaciones que no entran en el centro de las cuestiones que el país necesita analizar, discutir y resolver.
A su vez, la candidatura independiente implica un espacio respetuoso de aquellos que ya no reconociéndose dentro de un sistema disciplinario propio de un partido político, siguen teniendo un apoyo popular importante, y no debieran, en función del oligopolio que tienen los propios políticos sobre la representación que no debieran quedar excluidos.
Al final la consistencia pasa por un proceso electoral donde ciudadanos concretos dan cuerpo a la autoridad política del electo. Y con ello también permiten que estos espacios sean espacios de encuentro entre el sistema de políticos en México y liderazgos reales.
Exacerbar la capacidad, la visibilidad de liderazgos reales en México también lleva a que los partidos políticos busquen darle espacios de representación real, puesto que existe el interés de captarlos por su propia visibilidad y por su propia autonomía.
Si los partidos políticos tienen como principal función captar y reconocer los liderazgos políticos de una sociedad y estructurarlos en torno a la representación política, esto se puede facilitar con estas lógicas y no se puede obstruir.
En ningún partido, en ningún sistema político del mundo donde se aceptan las candidaturas independientes, esto ha debilitado al sistema de partidos políticos.
Estos tres ejes buscan rehacer o renovar el contrato político entre los electores y el sistema de representación.
Yo, en todos los foros que he acudido, he dicho que no acepto ni creo que sea sano para el país una dicotomía entre los espacios ciudadanos y los espacios de representación política, en estas tendencias que empiezan a hablar de la ciudadanía no sólo cómo como un espacio distinto al de la representación política, sino antagónico a la representación política.
La democracia está urgida de construir estas relaciones de la manera más armónica.
No se trata de multiplicar tensiones, sino de buscar consolidar los incentivos para una mejor articulación entre ellos.
Los partidos políticos están diseñados para ser organizaciones de ciudadanos que convergen en función de objetivos políticos, culturales, sociológicos y económicos sobre los cuales creen que se puede construir mejor el desarrollo nacional.
Esta coherencia temática nos obliga a tener un discurso que se compara con otros que se construyen desde otros lugares, y que busca establecer procedimientos para que esta conjugación de la pluralidad se (inaudible); que se consoliden aquellas síntesis que aclaran los acuerdos fundamentales sobre los cuales un país puede avanzar en las diversas materias que le ocupan.
El segundo eje rector de la propuesta hecha por el Ejecutivo Federal está en la lógica de modificar los incentivos que nos llevan a la parálisis legislativa y a la parálisis política.
Pasa mucho que en México estamos teniendo muchas propuestas que no se discuten en los órganos constitucionales; ni son descalificadas ni calificadas.
La preocupación de que muchas ideas, temas, análisis, estrategias que pueden ser valiosos, se queden sin discutir, a veces simple y sencillamente por no reconocer capital político el que las propone, o a veces, peor, para descalificar su valía en función de quien las propone.
La iniciativa preferente, tal y como está planteada, es la facultad del Presidente de la República para presentar dos veces al año propuestas de iniciativas que por su coherencia constituyen una proposición de políticas públicas que considera fundamental para la debida gestión del gobierno que le ha sido encomendado por el voto.
Si no se reúne una mayoría en el Congreso que las rechace o que las apruebe con modificaciones; si simple y sencillamente el Congreso no articula posición alguna al respecto, la consecuencia es que esa iniciativa entra en vigor.
O sea, entra en vigor ante la omisión del Congreso a pronunciarse, a generar una valoración en torno a la misma; a que se conjuguen mayorías que la aprueben con modificaciones o que se conjuguen mayorías que la rechacen. Si se conjugan mayorías que la aprueben en sus términos eso será, no se tiene que llegar hasta la iniciativa preferente.
Pero sobre todo es vencer el incentivo a la indefinición de muchas fuerzas políticas en el Congreso, que ni quieren asumir los costos políticos de rechazarla ni quieren asignar beneficios políticos por aprobarla, y simple y sencillamente no se definen.
Y ésta es una iniciativa que presenta quien está en una posición privilegiada de servicio y de poder constitucional, como es el Presidente de la República.
No se obstaculiza la aprobación de mayorías y los críticos, algunos de los críticos de este día dicen: Es que puede generarse una implementación tramposa obstaculizando la conciliación de mayorías en contra.
Obviamente una iniciativa preferente a la que le tienen que darle un tratamiento especial, para que no pueda utilizada de manera tramposa. Por ejemplo, es imposible visualizar una iniciativa preferente dos días antes de que el Congreso vaya clausurar sus funciones.
Tiene que estar al inicio, se tiene que establecer la preferencia en el análisis y discusión de la dictaminación de las mismas, para que tampoco existan estrategias políticas que tiendan a empastelar, a complicar el procesamiento legislativo, evitando con ello la posibilidad de su entrada en vigor, sin que se pueda construir la posibilidad de debatirlas razonablemente.
Algún académico me comentaba: Es que es muy peligroso legislar sin debatir. El debate está garantizado; pero también es muy difícil para el país vivir debatiendo sin legislar. Y esto busca solucionar el problema de la parálisis.
En el caso del veto parcial lo que se busca es identificar las diferencias para darles un procedimiento especial, lo que nos permite es reflejar los consensos entre el Ejecutivo y el Legislativo, y en esos casos darle su entrada en vigor.
No detener en las discusiones donde existan diferencias entre el Ejecutivo y el Legislativo todos los paquetes, sino sólo aquéllos sobre los cuales se construye la diferencia. También busca con ello evitar que las diferencias den lugar a la parálisis.
Por último y en un esquema que conjuga estos dos propósitos, está la segunda vuelta electoral.
La segunda vuelta electoral está planteada sólo para la elección presidencial y coincidente con la elección parlamentaria, buscando dos propósitos: Que, por una parte, la depuración de los liderazgos en competencia, aquéllos que tienen la mayor consistencia electoral, permita ir construyendo apoyos parlamentarios en función de esos liderazgos, para mitigar los riesgos de gobiernos divididos y facilitar que el electorado pueda ir decantándose composiciones de gobierno coherentes y consistentes.
En segundo lugar busca facilitar los acuerdos políticos entre los excluidos y los que compiten en la segunda vuelta.
Normalmente por la falta de un apoyo suficiente, estos dos actores necesitan el apoyo de otros políticos que quedaron rezagados en la primera vuelta y es un acuerdo y un apoyo que busca generar un efecto electoral; es decir, busca asepsia entre la ciudadanía para que construya una consolidación (inaudible)
De esta manera las terceras fuerzas, y hasta las cuartas, pueden resultar muy favorecidas, porque se construyen los escenarios para que generen ofertas de cogobierno en la segunda vuelta electoral. Así se han consolidado muchos gobiernos en el mundo.
Reconocemos y es una propuesta polémica, pero que está encaminada en este sentido.
¿Y qué es lo que posibilita todo esto? En la medida que las dos opciones más competitivas requieren el apoyo de fuerzas remanentes en la primera vuelta, (inaudible), se rompan los puentes de una posible negociación en el corto plazo.
Lo que ayuda a ponderar la visión y el discurso de los partidos políticos, para distinguirse unos de otros, sin caer en descalificaciones, como lamentablemente luego pasa que no se sustentan los acuerdos.
Así pues, estos son los dos ejes rectores sobre los cuales se construye la propuesta ejecutiva.
La presentación de la propuesta del Ejecutivo Federal ha tenido un efecto difuso.
Si parte del diagnóstico ha sido que las fuerzas políticas están más en la lógica de descalificarse unos a otros, que de presentar propuestas sobre las cuales se pueda construir un acuerdo, sobre las cuales se puedan construir políticas públicas, hoy la propuesta del Ejecutivo desató la responsabilidad política de otros actores que se han puesto en la lógica de presentar sus propias propuestas. Iniciativas que rondan a veces desde diversas aproximaciones, pero que rondan y reconocen alguna parte del diagnóstico.
Es necesario recuperar … (iniciativa) o revertir el desprestigio de la política. Necesitamos, algún político había dicho: regresarle poder a la ciudadanía. Yo la verdad es creo que se trata de reconocer el poder de la ciudadanía en esta nueva realidad.
En todos los discursos democráticos acabamos haciendo del ciudadano un baluarte y discurso; no, reconocerlo como un ente real que asigna.
Es reconocerle ese poder a la ciudadanía y mecanismos que busquen conciliar o facilitar cogobiernos.
Y hay de todos los órdenes, de la izquierda, por ejemplo, se asume una especie de iniciativa preferente, pero se amplía a los sujetos a los cuales beneficia.
Por el otro lado, en otro se habla de la (inaudible) del gabinete para forjar un sistema de mayor cercanía o de mayor consistencia política en los equipos de gobierno.
Lo que tenemos es que reconocer es que estas iniciativas tienen el enorme valor político de situarse en el tiempo y lugar, para ser analizadas y discutidas por sus actores.
Segundo, que es un debate a una discusión o reflexión que se hace frente a una ciudadanía activa, que después de algunos años de discusiones está dispuesta a volver a creer que desde la política se puede llegar a acuerdos importantes y que está dispuesta a reconocer su derecho a ser un actor mucho más central y mucho más potente.
Yo he visitado y he estimulado a muchas organizaciones ciudadanas a incorporarse al debate; algunas lo hacen desde la lógica de que como todos son iguales o ya no sirven, tenemos que generar alternativas; otros lo hacen en la lógica más de reivindicar una relación, una responsabilidad, una transparencia, una rendición de cuentas más cercana entre los electores y los elegidos, y la posibilidad de supervisar el ejercicio de voto.
Tenemos que recuperar nuestras expectativas de mejorar la vida pública de México.
Una última consideración antes de abandonar el privilegio del uso de la palabra. Se dice que hay otras reformas de otros temas que también son muy importantes, y sin duda alguna lo son.
Pero si se reconoce que el gobierno tiene un papel fundamental en temas claves como desde la generación de empleo, propiciar la competitividad, impulsar el conocimiento científico y el avance tecnológico.
Si se reconoce que el gobierno es determinante porque es el garante fundamental de la seguridad, la manera en como construimos gobierno resulta fundamental para todos los otros temas. Para los temas en donde el gobierno es un actor principal o aún no siendo un actor principal tiene que ser un regulador de las reglas del juego mediante las cuales los actores sociales y económicos interactúan, para posibilitar (inaudible) las posibilidades de ese sector o de (Inaudible)
De allí que la reforma política pueda tener el potencial de desarrollar en el mediano plazo otras dimensiones y otras maneras de definir lo público en este país.
Y el definir lo público es algo que define cómo se articula, inclusive lo más íntimo del hombre frente a los demás, porque todos tenemos derecho a la intimidad, pero es deber del Estado garantizarlo a todos.
Evitar que nuestras partes más personales sean invadidas impunemente por otros, desde la lógica de la seguridad hasta la lógica de lo cercano.
Así, pues, yo celebro en estas fechas que haya un posicionamiento de las fuerzas políticas en torno a estos temas, que esté por encima de las reglas sobre las cuales compiten y se redistribuyen el poder, y que tomen en consideración que en todos estos casos el factor ciudadano, como un factor relevante que tiene que ser visualizado, reconocido y asumido.
Y creo que esto nos abre una oportunidad de discutir como país más allá de la lógica tradicional en la que hemos discutido, recuperando las expectativas de una ciudadanía a ser reconocida por la política, fortalecida desde la política y al final que esto enriquezca la política y a lo público al verse enriquecida en sus nutrientes fundamentales, en su componente esencial que es el componente ciudadano.
Aquel acto en el que todos valemos lo mismo, en ese momento en el que todos somos idénticos, siempre y cuando nos atrevamos a participar.
Le agradezco a la maestra los comentarios que toquen; le agradezco al público el respeto.
Les revelo la emoción que me da comparecer ante un espacio organizado para la reflexión como éste.
Cuando yo tuve la oportunidad de ser diputado en ’91-’94, que nos toca iniciar en el Centro México, porque había habido el incendio en la Cámara de Diputados, yo les decía que teníamos la enorme oportunidad de construir un espacio dialéctico, un espacio respetuoso y ya no ese escenario de fanfarrias sobre el cual se construía la actividad deliberativa (…) Un espacio en donde todos se pudieran (inaudible); se reconociera que esta era la dinámica parlamentaria, no me hicieron caso, pero cuando yo recuerdo que en la Cámara de Diputados se podía hacer esto, digo, siempre hay espacios para la esperanza.
Muchas gracias.

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