Allí en el árido Cerro del Topo Chico, donde las casas prácticamente se han trepado unas sobre otras para conformar colonias como Lomas de Santa Lucía y Francisco Villa, los promotores del PAN y del PRI disputan libreta en mano el voto popular
Allí en el árido Cerro del Topo Chico, donde las casas prácticamente se han trepado unas sobre otras para conformar colonias como Lomas de Santa Lucía y Francisco Villa, los promotores del PAN y del PRI disputan libreta en mano el voto popular.
Hasta allí llega Lucía Martínez, promotora del voto del PAN, quien desde hace tres meses recorre estos barrios populares, con su inseparable libreta.
Ella camina día a día en busca de adeptos para el candidato a gobernador Fernando Elizondo y para reforzar la campaña de a pie que realizan candidatos blanquiazules a diputados locales y federales.
"Me pagan 750 pesos a la semana. Primero fue para realizar encuestas, después para invitar al voto y ahora estamos fortaleciendo la campaña con trípticos, mítines y el compromiso de apoyar a estas colonias", señala con su playera blanquiazul y unos tenis desgastados por la campaña electoral.
Territorio difícil, donde la demagogia de los candidatos ya no es fácilmente digerida a fuerza de decepciones. Lo que antes era la reserva natural del voto tricolor, ahora se lo disputa el PAN en una veintena de colonias de la zona norte de Monterrey.
Don Ramiro Garza extiende sobre el piso de una calle de la colonia San Bernabé películas y revistas usadas, algunos frascos y mochilas escolares con varios remiendos, es todo su capital.
"Una veintena de zapatos con experiencia", los denomina don Ramiro, quien ha visto pasar muchas elecciones y promesas de candidatos de todos los partidos en esa colonia que no ha podido disfrutar de la boyante economía regia.
A lo lejos se aprecia la Macroplaza, las residencias de San Nicolás de los Garza, los edificios corporativos de cementeras, harineras, cerveceras, acereras y vidrieras que por más de un siglo han dado empleo y riqueza a esta región del país y que son símbolo de la pujanza de Nuevo León, que aporta 7.5 por ciento al PIB nacional.
"Aquí en San Bernabé vemos a los políticos nada más cada tres años, cuando vienen por el voto, lo mismo el PRI, PAN, PRD y hasta el PT, pero después todo sigue igual para la raza de aquí, hay mucha droga, hay peleas, muchos picaderos donde a los chavos les venden de todo," narra Andrés Méndez, vendedor de chácharas y ropa usada.
Martín Garza, activista del voto priista, refiere que en esa zona "no hay nada seguro para nadie".
En un momento dado ese voto de la "gente más pobre" puede ser el fiel de la balanza en una elección cerrada por la gubernatura, considera.
"Ahorita les regalas playeras, vasos, cubetas y te dicen que votarán por ti, pero a la hora de la verdad, quién sabe", ironiza.
En otra zona de Monterrey, en la colonia Salinas Victoria, al pie de otra serranía que rodea la capital, también se desarrolla una batalla para conquistar o conservar los votos de la población que es conocida como en pobreza de alimentación o patrimonial.
Desde estas laderas se aprecia el fastuoso Parque Fundidora y la Macroplaza, así como los "Malls" estilo McAllen que se han construido en los últimos años, pero quienes habitan en casitas de tabique sin pegar y techos de cartón rara vez bajan a las zonas turísticas.
Salinas Victoria es una más de las colonias donde habita un porcentaje del millón de neoleoneses considerados en pobreza y una parte de los 250 mil que están catalogados por las estadísticas oficiales "en pobreza extrema".
"No hay agua ni drenaje, tampoco entran camiones y no hay para contratar taxis; hay que caminar hasta un kilómetro para llegar a lo pavimentado", indica Pedro Almazán, albañil y padre de cinco menores de edad que viven hacinados en un cuarto de 12 metros cuadrados.
Hasta ahí y sólo en estos días de campaña llega la propaganda, las promesas, de vez en cuando un candidato a diputado local, nadie compromete algo que no se pueda cumplir.
Algunos pendones son usados para reforzar los techos de cartón y los trípticos reciclados por niños sin playera que los usan como aviones para jugar.
De acuerdo con un análisis de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la zona urbana de Monterrey, que abarca unos nueve municipios, hay más de 110 colonias calificadas con alto grado de marginación y que carecen de servicios básicos.
"Por estos días comemos mejor, porque de pronto algún candidato te regala harina, frijol, bolsas, cubetas o alguna otra cosa", señala dona Sofía, habitante de esta zona.
De acuerdo con el gobierno del estado la pobreza en Nuevo León es un problema que alcanza a poco más de un millón de personas.
Los cinturones de miseria se localizan en más de 90 por ciento dentro de la zona metropolitana de Monterrey y en los municipios del sur del estado como Mier y Noriega, Doctor Arroyo, Galeana, Iturbide y Aramberri.
El Metro de Monterrey atiborrado en hora pico. Miles regresan adormilados después de un día de trabajo y estudio a las zonas populares.
Un cartel visible ofrece que desde el 16 de mayo el servicio, cuyo costo es de 4.50 pesos, es gratis.
En otro letrero, paradójicamente, se prohíbe a partidos y candidatos realizar campañas.
"La medida estará vigente hasta el próximo 15 de julio", es decir 10 días después de las elecciones, comentó el director de Metrorrey, Ovidio Ochoa.
Todo ello para mitigar la crisis económica provocada por la epidemia de la influenza.
La medida está acompañada de rebajas al consumo del agua por el gobierno estatal encabezado por Natividad González.
Mientras el equipo de campaña del panista Fernando Elizondo destaca la "rebaja" al precio del gas natural decretada por el gobierno federal hace dos semanas, en apoyo a la economía popular.
Paralelamente, los promotores del PAN y del PRI recorren libreta en mano el árido Cerro del Topo Chico, en busca de amarrar el voto popular. Notimex, Monterrey, NL (Milenio)
viernes, 19 de junio de 2009
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