El presidente del Consejo Político Nacional del PRD estima que el movimiento devino en inconsistencias en las formas de lucha y lamentó que los zapatistas se hubieran replegado y sectarizado
A 16 años del inicio del movimiento zapatista, Camilo Valenzuela, presidente del Consejo Político Nacional del PRD, consideró que el zapatismo enriqueció las tendencias político-social- popular de la izquierda enfocándose en la lucha indígena, además de mostrar los efectos que iba a tener el Tratado de Libre Comercio (TLC) en nuestro país; sin embargo, señaló que el EZLN ha mostrado inconsistencias en las formas de lucha política.
“El movimiento indígena zapatista ha tenido avances importantes en decisiones de política en el país al superar la contraposición de formas de lucha, al participar en los procesos electorales y empujar hacia el Congreso de la Unión formas que reconocieran los derechos plenos de los indígenas.
“Pero luego, ante las dificultades y complejidades de esta lucha eminentemente política, se ha replegado, sectarizado y descalificado actores sociales y políticos que no encajan con las acciones que realizan, lo que ha debilitado su aporte al proceso de rescate de la nación.
“Además han mostrado inconsistencias en particular en el terreno de las formas de lucha después de participar en los procesos electorales, como el de 94 con la candidatura de Amado Avendaño que ganó la gubernatura en Chiapas”.
Camilo Valenzuela, quien en los años 70 perteneció a un grupo guerrillero, consideró “muy importante” que el movimiento zapatista pueda concluir la reactivación de su movimiento político social para buscar una salida patriótica y democrática a la crisis, en contraposición a “las políticas empobrecedoras y extremistas de los gobernantes que provocan el debilitamiento de la nación y el Estado mexicano”.
Tras señalar que el paso del tiempo y la inclusión del movimiento zapatista en los procesos electorales han mostrado sus virtudes y debilidades, el líder político perredista dijo que el EZLN hizo un gran aporte a la nación al mostrar con fuerza lo que iba a ser el TLC, pues la rebelión de 1994 tenía que ver básicamente con este tema.
“Tuvo grandes momentos de avance en sus definiciones y su accionar, como en su convocatoria que aportó la necesidad de una democracia desde el pueblo, no sólo la democracia representativa, que está en crisis en el mundo y en México, sino de la democracia participativa y directa de asambleas, como componente fundamental del régimen político que se necesita para el siglo XXI”.
Cuestionado respecto a la posibilidad de que durante 2010 surjan grupos armados reivindicando causas sociales, incluyendo al EZLN, Camilo Valenzuela dijo que es muy difícil de pronosticar la posibilidad de reacciones radicales, las cuales no sólo pueden provenir de los zapatistas, sino de otras organizaciones armadas que están viendo que las posibilidades de cambio pacífico es cada vez más difícil.
“El riesgo de radicalización es proporcional al agravamiento de la injusticia social, al desarrollo del autoritarismo, de la militarización, del sometimiento de las instancias que deberían impartir justicia, así como al enviciamiento de los procesos electorales que han hecho desaparecer lo que en el pasado se llamó transición a la democracia”.
A 16 años del inicio del movimiento zapatista, Camilo Valenzuela, presidente del Consejo Político Nacional del PRD, consideró que el zapatismo enriqueció las tendencias político-social- popular de la izquierda enfocándose en la lucha indígena, además de mostrar los efectos que iba a tener el Tratado de Libre Comercio (TLC) en nuestro país; sin embargo, señaló que el EZLN ha mostrado inconsistencias en las formas de lucha política.
“El movimiento indígena zapatista ha tenido avances importantes en decisiones de política en el país al superar la contraposición de formas de lucha, al participar en los procesos electorales y empujar hacia el Congreso de la Unión formas que reconocieran los derechos plenos de los indígenas.
“Pero luego, ante las dificultades y complejidades de esta lucha eminentemente política, se ha replegado, sectarizado y descalificado actores sociales y políticos que no encajan con las acciones que realizan, lo que ha debilitado su aporte al proceso de rescate de la nación.
“Además han mostrado inconsistencias en particular en el terreno de las formas de lucha después de participar en los procesos electorales, como el de 94 con la candidatura de Amado Avendaño que ganó la gubernatura en Chiapas”.
Camilo Valenzuela, quien en los años 70 perteneció a un grupo guerrillero, consideró “muy importante” que el movimiento zapatista pueda concluir la reactivación de su movimiento político social para buscar una salida patriótica y democrática a la crisis, en contraposición a “las políticas empobrecedoras y extremistas de los gobernantes que provocan el debilitamiento de la nación y el Estado mexicano”.
Tras señalar que el paso del tiempo y la inclusión del movimiento zapatista en los procesos electorales han mostrado sus virtudes y debilidades, el líder político perredista dijo que el EZLN hizo un gran aporte a la nación al mostrar con fuerza lo que iba a ser el TLC, pues la rebelión de 1994 tenía que ver básicamente con este tema.
“Tuvo grandes momentos de avance en sus definiciones y su accionar, como en su convocatoria que aportó la necesidad de una democracia desde el pueblo, no sólo la democracia representativa, que está en crisis en el mundo y en México, sino de la democracia participativa y directa de asambleas, como componente fundamental del régimen político que se necesita para el siglo XXI”.
Cuestionado respecto a la posibilidad de que durante 2010 surjan grupos armados reivindicando causas sociales, incluyendo al EZLN, Camilo Valenzuela dijo que es muy difícil de pronosticar la posibilidad de reacciones radicales, las cuales no sólo pueden provenir de los zapatistas, sino de otras organizaciones armadas que están viendo que las posibilidades de cambio pacífico es cada vez más difícil.
“El riesgo de radicalización es proporcional al agravamiento de la injusticia social, al desarrollo del autoritarismo, de la militarización, del sometimiento de las instancias que deberían impartir justicia, así como al enviciamiento de los procesos electorales que han hecho desaparecer lo que en el pasado se llamó transición a la democracia”.
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