Por: Edmundo Olivares Alcalá
La Ley Federal del Trabajo y el INEGI no contemplan al teletrabajo en el país, por lo que no existen estadísticas oficiales al respecto, pero se estima que al menos 2.5 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), se encuentra en esa modalidad, y esta cifra se incrementa paulatinamente.
Rebeca Martínez Sánchez, doctorante de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM explicó: el empleado labora en una sede distinta a lo que se conoce como empresa u oficina; se caracteriza porque se apoya en tecnologías de la información, vive de esta actividad y, en ese sentido, la considera su ocupación formal y principal fuente de ingresos.
Se puede clasificar de acuerdo al lugar donde se ubica: la casa u otro sitio que no sea la oficina, o bien, se hace de manera individual o colectiva.
En el primer caso, se sitúa en su hogar, con un equipo y, en el segundo, en los llamados call center, que sí están contabilizados en las estadísticas, porque son empleos tradicionales, donde las oficinas completas están en un lugar remoto a la sede de la empresa, precisó.
Básicamente, el teletrabajo individual se utiliza en actividades como la programación, servicios al cliente, diseño gráfico y contabilidad; también es funcional para abogados que realizan y revisan contratos, y maestros e investigadores a quienes la modalidad en línea permite trabajar a distancia, señaló.
La economista indicó que esta opción laboral ha reportado importantes reducciones en los costos, y un incremento en la productividad de las empresas.
Aunque esa disminución reside, en buena medida, en que en la mayoría de los casos el empleado es quien paga con su sueldo, los insumos para realizar su labor como electricidad, Internet, teléfono, computadora, impresora e, incluso, la renta del lugar donde labora, que es su propio hogar.
También es conveniente para el trabajador, porque no debe trasladarse diariamente a su lugar de acción, tiene flexibilidad de horario y casi no se presentan distracciones para hacer sus actividades, lo que eleva la productividad, apuntó.
En América Latina, informó, existen 14 millones de teletrabajadores y la tasa de crecimiento anual promedio de los últimos años es de 21 por ciento. De hecho, los países que tienen mayor número de teletrabajadores son Brasil, Argentina y México.
No obstante, mencionó, el fundamento legal más cercano en nuestra nación es el apartado de la Ley Federal del Trabajo, que menciona las jornadas a domicilio “pero en todo sentido se refiere a personas que ofrecen sus servicios en la manufactura, y en trabajos manuales, no se refiere a servicios profesionales”
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