viernes, 3 de julio de 2009

Diputados anticipan salida de San Lázaro

Un gran número de oficinas ya están vacías y el personal fue liquidado

Desde los últimos días de junio muchos diputados federales han desalojado sus oficinas en San Lázaro. El trabajo legislativo prácticamente se terminó.
Los legisladores cambiaron de prioridades y de la agenda parlamentaria pasaron a la negociación y campañas políticas.
El Palacio Legislativo luce semivacío, dos de cada tres oficinas de los legisladores están cerradas, algunas incluso sin luz.
La oficina 311 del tercer piso del edificio B tiene etiquetas de seguridad; desde la primera semana de junio esta vacía y entregada.
Dicho espacio perteneció a Juan Manuel San Martín Hernández, diputado del PRD por el estado de México, que en la lucha por las candidaturas se pasó a las filas de Convergencia, pero después de que concluyera el periodo de sesiones, por lo que legalmente no se pudo llamar a su suplente.
El trabajo en comisiones es mínimo, a pesar de que por reglamento están obligadas a sesionar por lo menos una vez al mes. Mayo y junio reportaron muy poca actividad.
En tanto, fue el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el priísta César Duarte, el que justificó que el proceso electoral obstaculice los acuerdos en el Legislativo: “Es natural que en estas semanas de campaña las comisiones legislativas no hayan sesionado, pero estoy cierto que regresando, una vez pasado el proceso, habrá trámite a los pendientes turnados”. Según datos del personal administrativo del Palacio Legislativo, las actividades están a 20% y se sostienen gracias a la movilidad de los trabajadores sindicalizados —que ya esperan el día de las elecciones para prever con qué diputados acomodarse— y por las actividades culturales y de comunicación.
Dan vida a San Lázaro
Son mil 400 empleados del sindicato los que sostienen la actividad parlamentaria; en el caso del PAN su personal continúa igual, pero en el PRD ya están formalmente liquidados y estos meses quienes sobrevivieron a las decisiones administrativas de su bancada, reciben su salario por honorarios.
El restaurante Los Cristales —donde comen los diputados— trabaja a menos de 50%, son muy pocos los legisladores que acuden a comer, pero atienden a asesores, asistentes o familiares que usan los vales de comida por 170 pesos al día.
Quedan las secretarias que toman recados y que continúan reportando a sus jefes “en junta” o “en una reunión con el coordinador”, cuando en la realidad no están.
En dos meses no ha habido reunión oficial de la Mesa Directiva, tan sólo tres sesiones de la Junta de Coordinación Política, y ninguna de los trabajos para la conferencia legislativa, que conjunta a todos los integrantes de la Mesa Directiva con los ocho coordinadores.
En San Lázaro ni los libros se salvan. Los libreros han sido escombrados y se han enviado “al kilo” impresos de la Cámara que revestían los muebles. Aunque los diputados siguen cobrando hasta el 31 de agosto su dieta por 152 mil 303 más prestaciones que van desde las tarjetas IAVE de acceso gratuito a las carreteras, hasta sus casi 3 mil pesos de vales de despensa, seguros médicos y de gastos menores.
Será en los primeros de agosto cuando cada uno de los diputados reciba el millón de pesos correspondiente a su retiro, además de los miles de pesos por diversas prestaciones o servicios.
Hay diputados que en sus oficina asignadas sólo ocuparon los muebles disponibles y los hubo que llevaron un cuadro, un reproductor de música, un sillón.
Las áreas administrativas de la Cámara baja buscan un filtro para las mudanzas a través de las auditorías a los bienes inmuebles, y la firma responsiva por cada objeto que sale del recinto legislativo.
En el área del sótano, los trabajadores de mantenimiento también evidencian que la 60 Legislatura ya se terminó. Tapizan sillones, arreglan sillas, barnizan libreros, juntan los cientos y cientos de libros abandonados que suelen ser financiados por la Cámara baja.
Quedaron pendientes temas prioritarios como las cuentas públicas del sexenio de Vicente Fox, la ley secundaria para regular los salarios máximos de los servidores públicos, la reglamentaria de seguridad y justicia, y muchas más que el Senado no avaló y que quedaron inconclusas.
Los que sí van
Pero dentro de las cientos de ausencias, hay quienes sí van a San Lázaro.
Ahí están los coordinadores parlamentarios, más el perredista Javier González Garza que el panista Héctor Larios y el priísta Emilio Gamboa; los vicecoordinadores, los legisladores por el Distrito Federal, los presidentes de comisiones legislativas que ya tienen que entregar cuentas por la administración de sus grupos de trabajo, y algunos, muy pocos, integrantes de la Mesa Directiva.
El priísta César Duarte organiza comidas con los representantes de los medios de comunicación, al igual que el vicepresidente panista José Luis Espinoza.
En San Lázaro todo está relajado, los que ya se van tienen listas sus maletas, y empleados y personal administrativo se alistan para presentarse con los nuevos legisladores, preámbulo de la misma historia, de los mismos modos, de las mismas prácticas de cada tres años. México, D.F./Andrea Merlo y Juan Arvizu (El Universal)

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