lunes, 20 de julio de 2009

Murió el último abad de la Basílica

Schulenburg cuestionó en 1996 existencia de la Virgen

Alos 93 años de edad murió ayer Guillermo Schulenburg Prado, abad emérito de la Basílica de Guadalupe, quien el 24 de mayo de 1996 declaró a la revista italiana 30 Giorni que la existencia de Juan Diego era “un símbolo y no una realidad”; además, aseguró que la imagen de la Virgen de Guadalupe era “producto de una mano indígena y no de un milagro”.
Al conocerse el fallecimiento, el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, lamentó lo ocurrido y pidió a los fieles católicos “elevar una plegaria al Señor y a la Santísima Virgen de Guadalupe por el eterno descanso de su alma”.
A unas horas de que se supo del deceso ocurrido en un hospital del Distrito Federal, la Arquidiócesis de México dio a conocer que hoy se realizará un par de misas. Una a las 9 de la mañana y la segunda a las 5 de la tarde, una vez que el cuerpo de Schulenburg haya sido cremado.
Será precisamente en la Basílica de Guadalupe, que Schulenburg dirigió durante más de 33 años, donde sus restos descansarán en una cripta.
En mayo de 1996 se había iniciado el proceso para suplir al abad de su cargo debido a que había cumplido 75 años, pero él se negaba a dejar ese nombramiento, bajo el argumento de que había sido concedido por el papa Juan XXIII. En ese contexto fue que Schulenburg hizo las declaraciones en torno a la existencia de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego.
Norberto Rivera ofreció días después una homilía en la Basílica y ahí aseguró que el pueblo de México se había “inquietado” por la versión del abad. “Gracias, porque estos acontecimientos han desenmascarado a aquellos que quisieran vernos divididos, sin fe y sin esperanza; sin símbolos patrios y en camino de absorción por otras culturas y otros poderes”.
Además, se sucedieron fuertes cuestionamientos para Schulenburg por el manejo de donativos y limosnas que se recibían en ese recinto mariano.
El 6 de septiembre de 1996, Schulenburg anunció que abandonaría su cargo el 31 de octubre. Ese 6 de septiembre se convirtió en el último hombre que ocupó ese puesto desde 1751. Cuando se retiró, recibió el cargo de abad emérito del principal santuario mariano de América. México, D.F./Nurit Martínez (El Universal)

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