El ex dirigente del PAN Manuel Espino asegura que “hay una gran diferencia” entre la presidencia de Germán Martínez y la de César Nava, porque el ex secretario particular de Felipe Calderón Hinojosa es “un auténtico dirigente partidista”.
El también presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) hace la comparación porque recuerda que en la gestión de Germán Martínez ya no veía lo duro, sino lo tupido, pues ya se sentía como “tiro al blanco”.
Relata que era “difícil que alguien no se haya dado cuenta” de los ataques contra él desde la dirigencia de Martínez Cázares. Además bromea: “Ya me estaba preocupando porque ya me estaba acostumbrando; ya nada más faltaba que me gustara”.
En entrevista con EL UNIVERSAL con motivo de la publicación de su libro Volver a empezar. Un llamado a la perseverancia desde la democracia cristiana, que presentará este martes en el CEN del PAN, el político duranguense dice que esos “temores” ya los superó, porque con César Nava al frente del Partido Acción Nacional, “(ya no) estoy esperando cuándo viene otro golpe de la dirigencia, cuándo viene otra grosería, otro desplante autoritario. Ya perdí ese miedo que fui acumulando a lo largo de los últimos meses, miedo no por mí sino por el partido”.
Ahora, se siente como “en casa, más cercano a la dirigencia nacional del instituto político, digamos que he vuelto a la normalidad de un militante que confía en sus dirigentes, que aprecia el esfuerzo que hacen por la unidad de la institución pero me siento ahora muy reconfortado como militante”, explica Espino.
Tenía “miedo de que la arrogancia, la soberbia, fuesen generando desánimo y desolación en el interior del partido. Ya superé esos temores”, pues “he visto (a César) desempeñarse como un auténtico dirigente de partido” y se ha esforzado “en acreditar que es un presidente que viene a reivindicar al partido como instrumento de la sociedad y no como instrumento del gobierno”.
Opositor principal
“No me quiten méritos, fui el más opositor a la candidatura de Nava” a la dirigencia nacional, dice, y explica por qué: “El método y el procedimiento”. “Nunca estuve de acuerdo y jamás estaré de acuerdo con seguir teniendo dirigentes que llegan a esa responsabilidad por iniciativa del poder o por decisión de quien está en la responsabilidad de gobierno”.
Ahora el panorama es distinto, y hasta existe la posibilidad de que apoye al michoacano para que presida la organización cristiana que encabeza desde hace tres años.
Porque, a finales de noviembre o principios de diciembre, Manuel Espino tomó ya la decisión de dejar la ODCA y no “reelegirse”, por cuestiones personales y por la nula remuneración económica que recibe, ya que “no se vive de ser presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América, pues no se tiene un ingreso permanente”, concluye. México, D.F.
El también presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) hace la comparación porque recuerda que en la gestión de Germán Martínez ya no veía lo duro, sino lo tupido, pues ya se sentía como “tiro al blanco”.
Relata que era “difícil que alguien no se haya dado cuenta” de los ataques contra él desde la dirigencia de Martínez Cázares. Además bromea: “Ya me estaba preocupando porque ya me estaba acostumbrando; ya nada más faltaba que me gustara”.
En entrevista con EL UNIVERSAL con motivo de la publicación de su libro Volver a empezar. Un llamado a la perseverancia desde la democracia cristiana, que presentará este martes en el CEN del PAN, el político duranguense dice que esos “temores” ya los superó, porque con César Nava al frente del Partido Acción Nacional, “(ya no) estoy esperando cuándo viene otro golpe de la dirigencia, cuándo viene otra grosería, otro desplante autoritario. Ya perdí ese miedo que fui acumulando a lo largo de los últimos meses, miedo no por mí sino por el partido”.
Ahora, se siente como “en casa, más cercano a la dirigencia nacional del instituto político, digamos que he vuelto a la normalidad de un militante que confía en sus dirigentes, que aprecia el esfuerzo que hacen por la unidad de la institución pero me siento ahora muy reconfortado como militante”, explica Espino.
Tenía “miedo de que la arrogancia, la soberbia, fuesen generando desánimo y desolación en el interior del partido. Ya superé esos temores”, pues “he visto (a César) desempeñarse como un auténtico dirigente de partido” y se ha esforzado “en acreditar que es un presidente que viene a reivindicar al partido como instrumento de la sociedad y no como instrumento del gobierno”.
Opositor principal
“No me quiten méritos, fui el más opositor a la candidatura de Nava” a la dirigencia nacional, dice, y explica por qué: “El método y el procedimiento”. “Nunca estuve de acuerdo y jamás estaré de acuerdo con seguir teniendo dirigentes que llegan a esa responsabilidad por iniciativa del poder o por decisión de quien está en la responsabilidad de gobierno”.
Ahora el panorama es distinto, y hasta existe la posibilidad de que apoye al michoacano para que presida la organización cristiana que encabeza desde hace tres años.
Porque, a finales de noviembre o principios de diciembre, Manuel Espino tomó ya la decisión de dejar la ODCA y no “reelegirse”, por cuestiones personales y por la nula remuneración económica que recibe, ya que “no se vive de ser presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América, pues no se tiene un ingreso permanente”, concluye. México, D.F.
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